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19 de Marzo, Día del Padre

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El 19 de marzo es el Día del Padre; VOX Vinaroz quiere reconocer el valor insustituible de todos los padres y la vinculación que la celebración de este día en España tiene con nuestras raíces y con nuestra identidad.

De entre estas fiestas cristianas sobresalen en España las de Navidad, Semana Santa y, en el caso que nos ocupa, San José, que tanto en España como en diversas naciones de la Hispanidad o Europa se celebra el 19 de marzo y coincide con el Día del Padre, y que no debe ser solo un día festivo, sino que debe ser conmemorado como recuerdo a San José como «modelo» de trabajadores y artesanos, puesto que como carpintero trabajó honestamente para asegurar el sustento de su familia.

Animo a reconocer el valor insustituible de los padres pese a todos los ataques, con ocasión del 19 de marzo, fiesta de San José. El Día del Padre se sufre desde postulados feministas, globalistas o woke. La figura paterna es, como la materna, imprescindible para el desarrollo armónico de la personalidad y el carácter de los hijos; ayuda a percibir los límites de la realidad y se caracteriza por la orientación, por la salida hacia un mundo más amplio y desafiante, por la invitación al esfuerzo y a la perseverancia.

La familia es el pilar básico de la sociedad y desempeña un papel esencial como núcleo vertebrador de nuestro ser social. Como comunidad de amor y respeto, es el medio natural para el desarrollo y crecimiento de la persona. El devenir de la familia está íntimamente ligado al devenir de una nación y de nuestra ciudad y por eso VOX defiende que una nación fuerte es la formada por familias fuertes.

En España, de entre todas las tradiciones y costumbres con arraigo, muchas tienen su razón de ser en la religión cristiana. Y es que, más allá del ropaje con que se revista el Estado, es innegable que España es un país de civilización cristiana y que, consecuentemente, sus instituciones y arquitectura jurídica están inspiradas por la tradición cristiana, al igual que el conjunto de Europa.

Por último, es de sentido común reconocer que nadie puede pensar que debilitar a la figura paterna sea algo que favorezca a la sociedad. La ausencia del padre marca severamente la vida familiar, la educación de los hijos y su integración en la sociedad.

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