Aunque Vinaroz está en una punta de nuestra región valenciana, los asuntos que se dirimen en las Cortes Valencianas nos afectan. Parece que está muy lejos, pero depende de si se aprueban, o no, nos afecta como ciudad.
Concretamente, aún estamos en la carrera y la preparación de los presupuestos autonómicos. El gobierno del PP de Mazón necesita el apoyo de VOX para sacarlos adelante y esto está permitiendo que el sentido común se pueda escuchar en las enmiendas que están siendo presentadas y en un amplio espectro de propuestas ya acordadas.
Como es conocido en el ideario de VOX, se presenta un recorte del 30% a los sindicatos, porque entendemos que deben sostenerse con sus afiliados y no con el impuesto de todos los españoles; un impulso importante a políticas de apoyo a mujeres embarazadas o afectados por la DANA.
Entre algunas propuestas tenemos una partida destinada a repatriar a los exmenores tutelados a su continente de origen, un recorte drástico a la AVL que es una asociación que potencia la catalanización del valenciano y es otra arma nacionalista que pretende usar la lengua como herramienta política en lugar de fomentar el valenciano.
Además, hemos logrado que desde las Cortes Valencianas se comprometan a votar en contra de acoger a 500 menores inmigrantes. Cada uno de estos menas cuesta unos 200 euros diarios de media; dicho de otra manera, pagaríamos de nuestros impuestos 100.000 euros diarios.
Ese dinero no iría destinado a una mejor educación, sanidad (que no esté desbordada como ahora) o atender a las familias españolas que sí han estado cotizando, algunos, durante generaciones con sus impuestos. Muchas veces no sabemos ni su historial médico, policial o nivel de estudios o capacidad de aportar a nuestro país, siendo que además entran de manera irregular.
A esto se suman más beneficios que en toda la región valenciana podremos experimentar y, por ende, en Vinaroz.
El aporte de Vinaroz es importante a la política y al cambio que necesitamos. No queremos alternancia, queremos cambio.
VOX ha venido para quedarse y para hablar de lo que nadie habla y para cambiar políticas que nadie se atrevía.