Aguas vivas 2025. Finalizamos el curso Mallols 2025 con la fiesta de las paellas en el ermitorio de la Virgen del Socòs.
Día espléndido, aunque lo mejor del sol en ese día, como dijo un castizo, era la sombra.
Día de conversación, de gozar del encuentro de muchos amigos que tiempo había pasado sin vernos. Lugar en que las conversaciones encuentran eco de escucha y donde todo cobra su sitio verdadero, donde se alimentan las ansias de ser escuchado, el encuentro con la inteligencia, la voluntad y los sentidos.
Al final todos decían qué bien que lo hemos pasado, qué bien que hemos podido encontrar unos momentos de esparcimiento físico y espiritual. Unos, que tenían a sus padres en el hospital; otros, que vibraban al ver a sus hijos gozando de las instalaciones; otros, que buscaban ese momento mágico de la conversación mientras ya se sentían los vahos de las paellas en sus últimos momentos; otros, que habían visto cómo importa cuidar sus detalles de amor con el Señor del Domingo en la santa misa celebrada en el bello ermitorio; otros, que precisaban de los carritos para ir de un sitio a otro…
Claro, el encuentro era vibración de deseos múltiples y variados por el que cada uno se encontrara a gusto en medio de tantas preocupaciones que lleva el día a día. Y, además, se cerró el día con la representación del cuento de las aguas vivas que este año celebraba sus bodas de plata.
El título también contribuyó a disfrutar de la jornada: el cielo, un tema que se desarrolló en el ámbito de una animada tertulia familiar, donde sus componentes se expresaban tal cual eran.
Y como en la tertulia había una joven que gustaba de la poesía nos trajo a colación textos de poetas, de místicos y de ascetas que nos invitaban a pensar, a razonar, a encontrar un modo de vivir el futuro y el presente donde se genere alegría, esperanza y escucha.
Y al final todos dábamos gracias por la compañía pausada y alegre.
¡Qué bien estar bajo la mirada materna de María!
