Las instalaciones de Afaniad Maestrat vivieron una jornada diferente, cargada de energía, sonrisas y descubrimientos. Javier, agente de los cuerpos de orden y fuerza del Estado y apasionado de las artes marciales, visitó la entidad para compartir con los usuarios algo más que una disciplina: una filosofía de vida basada en el respeto, la superación y la confianza en uno mismo.Desde el primer momento, la conexión fue evidente. Con paciencia y entusiasmo, Javier Sánchez Pérez Del Club Taewondo Vinaròs mostró técnicas adaptadas, pequeños movimientos y dinámicas que despertaron curiosidad y emoción entre los participantes.No se trataba de golpes ni de fuerza, sino de transmitir valores esenciales: la disciplina, el autocontrol, la concentración y, sobre todo, la seguridad personal.
Los usuarios, que se entregaron con entusiasmo a la experiencia, vivieron una mañana diferente, llena de retos y logros. Cada gesto, cada avance, por pequeño que pareciera, se celebró con aplausos y sonrisas compartidas. El tatami improvisado en Afaniad se convirtió en un espacio de confianza mutua, donde la barrera entre maestro y alumnos se desdibujó para dar paso a una experiencia común de aprendizaje y alegría.“Lo importante no es la técnica perfecta, sino que cada persona se sienta capaz, que descubra que puede superarse a sí misma”, compartió Javier con emoción. Y así fue: la motivación y el brillo en los ojos de los participantes hablaron por sí solos.La visita de Javier no solo acercó el mundo de las artes marciales a Afaniad Maestrat, también dejó una huella de inspiración y un mensaje claro: con esfuerzo, respeto y confianza, todos podemos encontrar en nosotros mismos la fuerza para crecer.
Una jornada para recordar, donde la disciplina marcial se unió al calor humano, demostrando que las artes marciales son mucho más que un deporte: son una forma de vida que, en este caso, se convirtió en un puente hacia la inclusión, la autoestima y la felicidad compartida.
AFANIAD MAESTRAT