Cuando Pablo Hernández se sentó por primera vez en el banquillo del Castellón como entrenador interino, pocos imaginaban lo que venía. En apenas unas jornadas ha logrado enganchar a la afición, levantar a un equipo que venía tocado y, además, poner su nombre sobre la mesa para quedarse. Su historia es la de alguien que ha sabido aprovechar su oportunidad al máximo.
- Un nombramiento inesperado
El cambio llegó casi sin avisar. El 16 de septiembre de 2025, el Castellón decidió decir adiós a Johan Plat tras una racha gris y confió el timón a Pablo Hernández, que hasta entonces dirigía al filial. No era precisamente el nombre que muchos tenían en la quiniela, pero el club apostó por alguien de la casa, que conoce Castalia de arriba abajo.
Hernández no se lo pensó demasiado. Sabía que no era un reto fácil, pues llegaba en mitad de una tormenta, con el equipo sin chispa y la grada pidiendo una reacción urgente. Pero también sabía que tenía una buena oportunidad para demostrar que podía con ello.
Bajo las órdenes de Hernández, el Castellón ha enlazado una racha formidable. Tres victorias seguidas, ante Cultural Leonesa, Leganés y Sporting, y una imagen totalmente distinta. El Castellón ha pasado de ser un equipo plano a uno que compite, presiona y gana. El último partido en Castalia, con un 3–1 ante el Sporting, fue toda una declaración de intenciones con goles de Jakobsen, Calatrava de penalti y Camara, y una grada entregada.
La reacción ha sido tan fuerte que también ha dado qué hablar en espacios relacionados con las apuestas deportivas. El cambio de entrenador ha hecho que las previsiones para el Castellón
El papel de interino tiene fecha de caducidad
Pero no todo es tan sencillo. Pablo Hernández está como técnico interino y eso, por normativa, tiene sus límites. Según las reglas de la RFEF, solo puede estar así durante tres partidos. El club, consciente de ello, lleva días mirando opciones para que pueda continuar legalmente.
Mientras tanto, él tiene claro que aunque reconoce que quiere seguir, no se obsesiona con lo que vendrá. “Yo espero saber algo pronto. El club tiene que decidir. Si he de seguir encantado, pero si lo he de hacer en el filial, también me parece bien. Soy un hombre de club”, dijo con naturalidad tras el último partido.
La directiva ya ha dejado caer que pronto habrá noticias sobre su futuro. Pero la sensación general es que el vestuario, la afición y buena parte del entorno quieren que continúe.
La próxima parada no será fácil. El Castellón tiene por delante un calendario exigente, con partidos fuera de casa que siempre ponen a prueba a cualquiera, como la visita a Eibar, y encuentros en Castalia que pueden marcar el ritmo de la temporada.
El siguiente desafío es el Albacete, que llega en buen momento y tampoco ha pasado desapercibido en las apuestas fútbol. Pablo Hernández ya ha avisado: “Hay que seguir en la misma línea”. Y eso significa intensidad, orden y creer en lo que están construyendo.
Además, tendrá que lidiar con bajas, rotaciones y la gestión de una plantilla que necesitará estar al 100 % para mantener esta buena dinámica.
Su futuro inmediato depende de una decisión institucional, pero la calle y el vestuario ya han hablado. Lo que está claro es que Pablo ha sabido aprovechar su oportunidad y, pase lo que pase, su nombre ya se ha ganado un sitio en la historia reciente del Castellón.