Una sesión gratamente tranquila y vital. Reviviendo, con el corazón, -que eso significa recordar- esas actividades de esos 50 años que pasaron volando.
La pantalla iba fijando las múltiples sesiones de Orientación Familia; la alegría de los cuentos de las Aguas Vivas, pues ya andamos por la XXIIIª edición; la biblioteca repleta de recuerdos de los trabajos preparados con ahínco donde también reposan los diversos trofeos ganados en buena lid; las visitas culturales a diversos lugares de la geografía de la Comunidad Valenciana; a los fecundos cursos de lectura para aprender a estudiar con acierto; de cómo alegrarse con la conquista de las virtudes humanas y por ende las divinas; a aquellas tertulias generales donde cabíamos padres, niños, adolescentes estudiando el catecismo, los temas candentes de la actualidad; a las tertulias mensuales de los padres cuyos temas se encuentra en el libro Ullals i Bancals; a las ricas sesiones de teatro donde la familia al completo “jugaba” desarrollando papeles tan interesantes, jocosos, alegres, serios; a las convivencias en la Sènia de fines de semana donde se hacían campeonatos de horas de estudio además de las horas de sumergirse en las aguas frescas y cristalinas del río que campaba por la avellaneda controlada por la presa del pantano; a los múltiples campeonatos deportivos de tenis, fútbol, ping pong, aeromodelismo, al ciclismo, a la pintura; a las excursiones en autobús cresteando el monte Caro; al encuentro con el Papa san Juan Pablo II en Chamartín con el recordado tema del valor del dolor; a la película que filmaron los peques del Mallols con la presencia de un juez de verdad; al recordado campeonato de la Constancia cuyos puntos se marcaban al inicio de la tertulia general con que se abría la jornada de los sábados; a las visitas de las residencias de mayores de Vinarós, Peñíscola y Benicarló; a la excusión atrevida de los cien kilómetros en bicis que nada tienen que ver con las actuales; a la historia y confección de los libros Cepa i Raïls de Benicarló y Ullals i bancals de Benicarló; a las sesiones de cine con aquel ojo abierto en el cuarto del sacerdote para proyectar sus películas en la sala grande; a los cursos de baile, de cocina, danza… Y todo eso siempre contando como meollo con la familia, pues Mallols nació y siguió y sigue y seguirá como una asociación familiar en la que se combinan la diversión con la formación humana en busca de la belleza, de la bondad y de la verdadera esencia de la persona. Una buena base solidifica las aspiraciones humanas y divinas que se agazapan en el hondón de cada persona para una excelente convivencia.
Y todo eso contando con las cuotas familiares. Los padres lo vimos muy claro desde el principio. La familia crecía y se fortificaba generando la fuerza que radica y dormita en ellas. Seguiremos informando de los futuros actos que festejan esos 50 años de vida. Gracias a todos quienes nos han acompañado en este bello y fascinante trayecto de nuestras vidas.
Pie de foto portada- Pendientes –Beatriz hija y madre, Pepita, Lourdes, Merche, Nuria, Trini, Jesús y Alexandres- de los latidos cordiales de los cincuenta años confeccionados por Pedro, que fue agraciado, en el sorteo, con el libro que inició la historia de Mallols.