Ese ser de luz que, con su sonrisa infinita, siempre tenía una buena palabra cada vez que te cruzabas con esa mirada inocente y fiel, de bondad y sabiduría.
No es un adiós cualquiera, es la despedida a un hombre que se desvivió por nuestro deporte y por el CD Vinaròs FS en los últimos 20 años.
El ‘abuelo’ no era uno más en el Pabellón. Antonio era un faro, una guía, un referente y un ejemplo para tantos niños y adultos que crecieron bajo sus palabras y consejos.
Inundados en lágrimas, y con mucho dolor pero sintiéndonos unos privilegiados de haber contado con él, desde el CD Vinaròs FS, queremos mandar un abrazo muy grande y muy sentido a toda su familia.
Os acompañamos en este momento.