Casi la mitad de muertes provocadas por la DANA de Valencia se produjeron en plantas bajas o garajes. Intentando sacar los coches y los bienes que solemos dejar allí para más comodidad. O dónde se ubican los negocios a pie de calle para facilitar el acceso a los consumidores. A nadie se le ocurriría poner su panadería en un primer piso, aunque tuviera ascensor.
Entonces ¿qué hacemos? La solución podría ser prohibir usos residenciales en planta baja de zonas potencialmente inundables (y en sótanos). O la construcción de aparcamientos de coches en edificios específicos en altura que dejaran las calles libres y peatonalizadas.
En un momento en que la generación del “babyboom” estamos llegando a la jubilación y que buscamos comodidad, son muchos los que están viendo los bajos comerciales como una solución habitacional cómoda. Pero ya hemos visto que en muchos casos se convierten en ratoneras.
Lo cierto es que, en un par de años, sino menos, ya no nos acordaremos de esta DANA… y hasta la próxima. Pero desde el urbanismo debemos dar soluciones de reconstrucción y adaptación ya.
Para empezar la peatonalización de todas las zonas inundables es una exigencia. La creación de aparcamientos dotacionales a 10 minutos de casa de cada uno y adaptadas a los vehículos eléctricos es otra. Será caro, pero más caro es perder la vida y/o el coche en una riada y que sea imposible tener otro porque la demanda será imposible de cubrirla.
Para la próxima recordemos que San Pedro tiene todas las escrituras de propiedad de los terrenos inundables… y el concesionario de la Ford.
Zentejuakin
