El 30 de Enero de 2018 los socialistas locales publicaron en su web la noticia de la visita a su sede del president Puig, y sobre la foto del president con el actual alcalde de Vinaròs y la alcaldesa de Benicarló y escribían con grandes letras el siguiente titular: “Ximo Puig sella el vertedero ilegal de Vinaròs poniendo fin al riesgo de contaminación del agua potable que se bebe en la localidad”
De no estar al tanto de los asuntos municipales y saber que el vertedero se encontraba en la misma situación que cuando la Generalitat lo clausurara en Junio del 2009 durante el mandato del alcalde Romeu, con la promesa de correr la Generalitat con los gastos para su sellado, cualquiera hubiera pensado que ya habían cumplido aquel compromiso adquirido muchos años antes.
Del 2009 al 2021 han transcurrido doce años de incumplimientos, demoras y dilaciones por parte de todos los gobiernos que han estado a los mandos de la Generalitat, a lo que hay que añadir la pasividad y el conformismo de los gobiernos municipales que han seguido al del PVI.
Hace dieciséis meses el director general de cambio climático de la Generalitat estuvo en Vinaròs para anunciar haber sacado a licitación el sellado del antiguo vertedero y entonces se comprometió a tenerlo listo en el plazo de un año.
Ahora el alcalde Alsina dice que el sellado se ha demorado por la pandemia del coronavirus – la maldita pandemia que además de los malévolos efectos que nos ha causado, viene como anillo al dedo para justificar cualquier cosa injustificable – y dice además que el mismo director general acaba de anunciar que, tras la adjudicación de la obra a la empresa Ferrovial Agroman a mediados del año pasado, ya se ha firmado el acta de replanteo de la obra y que, para su comienzo únicamente hace falta la designación de un coordinador de seguridad, con lo cual tendremos el vertedero sellado dentro de once meses.
Es de desear que este nuevo retraso sea ya el último. Necesitamos conjurar el riesgo de las filtraciones que podrían contaminar los pozos de agua potable que están a escasos 500 metros del vertedero, tal cual como indicaban los socialistas en aquel titular del 2018.
Peñíscola tiene su vertedero sellado desde el 2016 y más recientemente lo tiene Benicarló. En la prensa leo que el principal riesgo de aquellos vertederos era el de los incendios, en cambio han tenido prioridad respecto del de Vinaròs en que, aparte del riesgo de incendio – y aquí hay que recordar que la Generalitat nos lo clausuró precisamente por un incendio denunciado por una asociación de vecinos, denuncia que además provocó que algunos alcaldes tuvieran que ir a declarar ante un juez por ello – con nuestro vertedero tenemos una espada de Damocles encima por el riesgo añadido de que se produzcan filtraciones toxicas hacia el agua que bebemos.
Cierto que el costo del sellado del nuestro puede que sea el de mayor presupuesto de entre los de nuestro contorno, y quizás por ello se nos haya dejado para el final, mal asunto que el ambicioso plan autonómico de sellado de vertederos de la Generalitat haya dejado los más caros para el final porque la lógica dice que se debería de haber comenzado por los vertederos más peligrosos.
Juan A Blanchadell
