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Un mayo más honramos a la Madre de Dios y Madre nuestra con el Rosario

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Y de nuevo, un mayo más honramos a la Madre de Dios y Madre nuestra con el Rosario acompañado de muchos fieles y de más músicos que nunca.

Un año más, y van siglos y siglos entonando el Padre nuestro, el Dios de Salve María y esa jugosa y rápida melodía del Gloria.

Y al entrar el rosario en la Iglesia resuena de nuevo la petición a la Señora: Ahora os suplicamos, Soberana Madre, que en las aflicciones siempre nos ampares. Y teniendo una Madre como ella, ¡qué paz y serenidad tienen nuestros corazones! que de nuevo se inflan de amores.

A Dios se le comprende mejor, amando un poco más a la Madre. Ella es el acueducto de todas las gracias y el camino que conduce a Dios. ¡Qué madre no quiere lo mejor para sus hijos! Y ¡qué hijo no quiera honrarla, acogerse bajo su mando y cantar las alabanzas divinas.

El amor siempre tiende a la ganancia y no se cansa, año tras año, de subirse al carro de la alegría de la primavera de Mayo.
Cuando uno ha vislumbrado la belleza del amor a la Madre ya no lo deja y siempre va ganando terreno, siempre va caminito del cielo donde el amor será pleno y ya jamás se podrá oscurecer. Y cuando se camina en el amor, brota la alegría.

Por eso le pedimos a la Virgen en este mes de mayo, que nos regale la ALEGRÍA PLENA, que en esta vida sí se puede alcanzar, conseguir.

Con Ella se hace fácil el camino, alado, alegre. Porque la alegría es la esencia y alma del amor.

Y nosotros queremos la alegría PLENA. Esta alegría que es adyacente al amor. Es el envés del amor. Esto se consigue si se cultiva con esmero, día a día, año a año, si se le pide con la constancia del amor a la Madre que es la Omnipotencia Suplicante.

En los milagros de nuestra Señora de Berceo, se cuenta cómo la Virgen acompañaba al cielo a aquellos que rezaban las tres Avemarías antes de acostarse.

Y me pregunto, ¿qué no hará la Madre con los músicos que con su instrumento ayudan a vivir esta costumbre mariana? La Madre es capaz de todo.

Y cómo no, posando juntos con la alegría de haber piropeado a la Madre de Dios y Madre nuestra con la belleza del Rosario, que es la mejor arma para la paz. Rezarlo es ver a todas las personas como hermanos porque todos somos hijos de tan bella madre, regalada por Jesús en el inmenso dolor sagrado y redentor en el Calvario.

Foto portada: Con la cruz, que expresa el amor, marcando el camino, se pasea esta secular costumbre por las calles de Benicarló.

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